Finalizamos el recorrido por las aplicaciones del sol con ésta “cocina solar”, capaz de calentar un recipiente utilizando unos simples espejos que concentraban sobre él los rayos del sol. Lamentablemente no era capaz de sustituir al imprescindible “camping-gas”, gracias al que podíamos freír, que no cocinar, alguno de los alimentos estrella de nuestra “dieta” en los campamentos: salchichas, pollo, tocino… tampoco lograba hervir el agua para las sopas de bolsa ni los macarrones.